El citomegalovirus (CMV) es un virus ADN de cadena doble que pertenece a la familia de los herpes virus. La primoinfección es aquella que ocurre por primera vez. Durante el embarazo conlleva mayor riesgo de enfermedad en el feto y el recién nacido. Estos virus pueden tener infecciones recurrentes, como ocurre con las otras infecciones por virus del grupo herpes. Si bien las recurrencia son más frecuentes por reactivación de una infección latente, también puede haber reinfecciones probablemente por la diversidad antigénica del CMV. En la mayoría de los casos, las infecciones son subclínicas, incluyendo las adquiridas en el utero o en el período neonatal. Cuando se considera la infección congénita y perinatal hay que tener en cuenta la infección en la mujer embarazada, que ocurre generalmente con escasa sintomatología. El mayor riesgo lo tienen aquéllas con serología negativa que desarrollan primoinfección en el curso del embarazo.
El CMV se puede presentar como infección oportunista en pacientes con VIH, provocando la aparición de nódulos tiroideos, una alteración funcional de la glándula tiroides. En estudios necrópsicos se demuestra que la infección de las glándulas suprarrenales por CMV es muy frecuente en pacientes fallecidos a causa de SIDA. El Cytomegalovirus puede ocasionar en pacientes con SIDA ulceraciones persistentes en la zona perianal y en ocasiones lesiones purpuricas en las extremidades; sin embargo la afección cutánea es infrecuente y suele indicar mal pronóstico.
SEROPREVALENCIA DEL CMV
La infección por CMV es muy alta en la población en general, aun en los países desarrollados. Su versatilidad en el modo de entrada al hospedero, ya que se puede transmitir por vía perinatal, intrauterina y postnatal, en esta última se agrupan otros medios de transmisión, como por saliva, por transfusión sanguínea, transplante de órganos, pero la forma principal de adquisición del citomegalovirus es por la vía sexual. La infección inicial ocurre principalmente en la infancia, aunque puede ser durante el embarazo o al momento del parto, también puede ocurrir en personas adultas. En los países desarrollados, entre el 50 y el 60 % de la población adulta presenta anticuerpos contra CMV, siendo más común en las personas con bajo nivel socioeconómico.
La transmisión vertical ocurre: a) Por vía transplacentaria. b) Al nacimiento, por ingesta de secreciones internas infectadas. c) Posnatal, a través de la lactancia o del contacto con secreciones.
La transmisión horizontal ocurre:
A través de transfusiones sanguíneas a pacientes seronegativos que reciben sangre de seropositivos a través secreciones en unidades de cuidado intensivo neonatal y en la comunidad especialmente en aquellos sectores de bajo nivel socioeconómico.
El Citomegalovirus (CMV) tiene distribución mundial, hasta el día de hoy no se conoce como causante de epidemias. La infección es más frecuente de lo que se cree, puede presentarse como un cuadro asintomático y afectar a pacientes de todas las edades, o causar graves complicaciones en pacientes nefrópatas que están por recibir trasplante renal y en los portadores del VIH/SIDA. La detección de anticuerpos como es un método diagnóstico útil para su detección, además es auxiliar en la vigilancia del tratamiento y la evolución de los pacientes. En la actualidad, el ganciclovir es el tratamiento de elección para combatir el CMV en todos los grupos afectados, así como para la profilaxis.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de la infección por CMV puede efectuarse por diversos procedimientos. El hallazgo de un cuadro histológico típico es de gran valor, pero se describen 12% de falsos negativos. El diagnóstico serológico teóricamente válido para diferenciar la primoinfección de la reactivación tiene poca utilidad práctica en pacien- tes HIV positivos, ya que aparecen anticuerpos anti-CMV de tipo IgM en ambos períodos. El método diagnóstico más sensible es el cultivo realizado en líneas de fibroblastos humanos a partir de sangre, saliva, semen, orina, heces, secreciones cervicales, leche materna o como piel, hígado, riñón y pulmón, observándose el efecto cito-pático de 5 días a 6 semanas.
El estudio citológico de las muestras es útil en el diagnóstico de enfermedad invasora por CMV. El diagnóstico se basa en la presencia de cuerpos de inclusión, típicas inclusiones basófilas intranucleares, aunque también se pueden ver inclusiones citoplasmáticas eosinofílicas.
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