Se puede definir la Citología Diagnóstica como el arte y la ciencia que se ocupa de la interpretación morfológica de las células del cuerpo humano, sean exfoliadas u obtenidas por otros procedimientos. Sus dos principales campos de aplicación clínica son el citodiagnóstico del cáncer y la citologia hormonal.
Los fundamentos y desafíos de la citología se remontan al siglo pasado. Están estrechamente vinculados con las investigaciones de las ciencias naturales que siguieron al descubrimiento de la célula como unidad estructural y funcional de los seres vivos y que inicialmente era rechazada por la mayoría de los patólogos y ginecólogos.
El método de la citología tuvo inicialmente mucha resistencia para su uso clínico. En los mismos EU tenía detractores, sobre todo patólogos, pero también defensores, como Rubin, Meiggs, Stewart y Koss. Ewing, considerado como el padre de la patología del cáncer de los Estados Unidos, fue inicialmente escéptico; para 1961, el cuello del útero era lo suficientemente accesible a la biopsia, de modo que la citología era un examen superfluo. A Ewing, quien fue Director del Memorial Hospital de Nueva York, se le diagnosticó cáncer de la vejiga, diagnóstico que sus colegas trataron de ocultar, pero el comenzó a examinar a intervalos su propio sedimento urinario y cuando identificó las células malignas, anunció a sus colegas que ya conocía el tipo de cáncer que padecía.
En Europa, inicialmente se prestó poca atención a la citología. Roberto Meyer, en Alemania, decía "es más útil enseñar la histología del cáncer a los patólogos". Un profesor francés, De Brux, decía sarcásticamente "dejad la citología a los químicos". En Nápoles se hablaba del "cuento americano". La creación de la Academia Internacional de Citología impulsó la citología en Europa y, en su Segundo Congreso Internacional, el mismo profesor De Brux decía "la citología ha hecho su entrada triunfal en el Royal Palace de Versailles".
La citología se fue perfeccionando y, en 1957, James Reagan, discípulo de Papanicolaou, hizo estudios de análisis celular y planimetría, que permitieron establecer criterios de mayor rigurosidad científica para el diagnóstico citológico.
En 1947, Ernest Ayre introdujo la espátula que lleva su nombre, para obtener por raspado células del orificio cervical externo en lugar de la aspiración del fondo de saco posterior. Este instrumento permitió mejores resultados, al bajar la excesiva tasa de falsos negativos por toma inadecuada de la muestra.
Un asunto conflictivo para los citopatólogos ha sido la terminología de los diagnósticos citológicos cervicales. En 1954, Papanicolaou describió el sistema de cinco clases. Reagan propuso el uso de términos histológicos, como displasia, carcinoma in situ y carcinoma invasivo. En 1966, Ralph Richard propuso la clasificación de la neoplasia intraepitelial cervical en tres grados. En 1988 se realizó en Bethesda, Maryland, una reunión convocada por el National Cáncer lnstitute para revisar la terminología de la citología cervicovaginal. Después de un ardoroso debate, los participantes acordaron ya no usar el sistema de clases de Papanicolaou y recomendaron adoptar la terminología y clasificación del Institute National de Cáncer, que se conoce como el Sistema de Bethesda, que ha sido aceptado por la mayoría de laboratorios.
El temor de diseminar el cáncer mediante la biopsia motivó la introducción de la citología por aspiración de los tumores. En 1920, Hayes Martin y Edward Ellis, tecnólogo de Ewing, del Memorial Sloan Kettering Hospital de Nueva York, comenzaron a usar agujas gruesas calibre 16 a 18, con una jeringa de 20 mL, para obtener aspirado de tumores palpables, como los de mama y ganglios linfáticos. Con el material aspirado, se preparó extendidos gruesos que eran coloreados con hematoxilina eosina, y los fragmentos tisulares residuales llamados "coágulos" eran procesados como biopsias. En 1947, Oschner y De Bakey objetaron el procedimiento, porque en algunos de sus pacientes se había producido implantes de tumor en el sitio de la punción. La técnica de la citología por aspiración fue modificada en Europa con el uso de agujas finas de calibre 22 por investigadores daneses y suecos, particularmente Soderstromm, Franzen y Zajicek. Desde entonces, la técnica de la citología por aspiración con aguja fina es ampliamente aceptada.
En el Perú, la citología diagnóstica fue promovida e impulsada a inicios de los años cincuenta por el profesor Jorge Campos Rey de Castro, quien con perseverancia y tenacidad pudo superar el escepticismo de muchos patólogos y ginecólogos que se resistían, como lo acontecido en otras partes, a aceptar el diagnóstico basado en la morfología celular. Los discípulos patólogos que formó el profesor Campos llevaron la novedosa técnica citológica a diversos ámbitos del país.
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